de cara al sol
la arena me entierra
mientras evoco el mar
y el murmullo de la gente
rompe en la orilla y me salpica
podría pasar horas así
te dije
días
como estos son necesarios
sin importar si la marea
me tapa o me destapa
me lleva o me deslleva
una ola me desnuda el pie
derecho, sin vacilar
y entonces quedo expuesto
a las manías del sol
para darme cuenta, siempre
que el peso del tiempo duele
cuando el cielo amigable, el calor
y el reloj inminente
nos condenan a ser breve punto
perecedero
han pasado tres días
y en la penumbra del cuarto
la fiebre se hace presente
en el pie
derecho, sin vacilar
una ampolla
abre los ojos a la luz
ahora que ha nacido
este día
ya nunca más estaré solo
el peso del tiempo
me ha enseñado a tener paciencia
ante las inclemencias del cuerpo
y el dolor de la fugacidad
¿es para preocuparse?
una ampolla en el empeine
puede ser un llamado de intención
una nota al pie
o una piedra en el zapato
mientras se camina descalzo
la arena dura del instante
de lo efímero
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