domingo, 27 de diciembre de 2020

LIBERADOS - POESÍA DE UNA ÉPOCA

Plaqueta de edición propia.

Contiene 29 poemas escritos entre 2002 y 2018.

Se difunde gratuitamente. Contactar a pecarducci@gmail.com




martes, 15 de diciembre de 2020

EL AÑO QUE NUNCA EXISTIÓ - POÉTICAS DE LA PANDEMIA

Plaqueta de edición propia.

Contiene 27 poemas escritos en 2020 sobre la pandemia del Covid-19.

Se difunde gratuitamente. Contactar a pecarducci@gmail.com



lunes, 26 de octubre de 2020

Una tarde de lluvia


una tarde de lluvia
me sumergí en Miguel Hernández
sin más pertrechos que unas antiparras
despojadas de prejuicio
 
no pudo haber sido que un poeta
casi centenario nunca
me haya venido a buscar
para enseñarme cómo uno debe
enfrentarse a sí mismo con las armas
del verso liberador
 
yo que siempre creí que las banderas
rojas y negras flameaban
en los ojos miserables de los pueblos
sedientos de futuro
 
y Miguel Hernández que rimaba
trincheras con enredaderas
y cañones con canciones
y disparaba porvenires con el alma
con gatillos de pan
y empuñaduras de azafrán
 
porque un poeta es parte de su tiempo
pero también arroja sus botellas
a la mar de su futuro
para que alguien como yo
lego en audacias
las recoja de la orilla del presente
una tarde de lluvia
y me sumerja en sus aguas claras
 
clarísimas
 
y desde el interior
izarme
flamear como bandera rojinegra
como era este plan
el del futuro mejor
el del presente de Miguel
tiznado del paisaje cotidiano
de lo que verdaderamente
importa
la vida





Precipitaciones

dicen que en otros mundos 
a veces llueve 
en Venus llueve ácido sulfúrico 
en Titán llueve metano 
en el corazón de Neptuno llueven diamantes 
dicen haber visto nubes surcando Plutón 
en mundos más lejanos 
con nombres de largas cifras numéricas 
se estipula que llueven rocas, hierro y vidrio 
lo dice la NASA 
hay imágenes que lo demuestran 

en la Tierra 
siempre llueve en algún lado y 
siempre hay alguien triste que llora y
acompaña la lluvia con otra lluvia 

en la Tierra 
hay quien añora 
ver la lluvia en otro mundo 
así como hay quienes ven 
otros mundos en la lluvia 
mundos que la mayoría deshecha 
con encierros, paraguas 
y blasfemias 

todas esas formas de lluvia 
que alguna vez perdimos 
o soñamos o maldecimos 
todos esos mundos todo 
ese sistema galáctico 
comprendido en cada gota 
toda gota 
que cae 


lunes, 25 de mayo de 2020

Río siempre

                             a Sofi

en un río de montaña 
tirábamos piedras al agua 
y pedíamos deseos

yo tratando de frenar al sol 
viendo a la tarde escabullirse 
entre los dedos nevados allá lejos

ella con la responsabilidad 
de sus seis años 
ayudando al mundo a ponerse bello 
 
hacía calor 
hacía un tiempo de maravillas pequeñas
fluyendo río arriba 
hacia los brazos más grandes que pudieran
sostener la infancia 

caminábamos sobre las piedras 
tomados de la mano 
resbalábamos de cuando en cuando 
y sentíamos al río 
escapar de nuestros pies 
hacia el futuro 

yo sabía de lo fugaz del tiempo 
el río, la montaña sabían 
ella no
 
ella era una piedrita más
pero de esas lindas 
con formas y colores raros
que a veces uno se guarda 
por si acaso 





Confesión

Es que iba 
con las manos ocupadas, señor juez, una 
sosteniendo una bolsa 
con un libro adentro que había comprado 
hacía instantes,
la otra en el bolsillo 
por esas cuestiones del tiempo. 
Había sol esa tarde 
y en la parada del colectivo unas dos personas. 

De súbito la vi, era de esas anaranjadas 
con manchas negras, 
de las comunes, vio, 
justo cuando giré 
para abrir la mochila, 
no recuerdo con qué objeto. 
Era de esas comunes, como le dije, 
aunque en éstos días parece 
tan poco común ver en la ciudad 
mariposas y otros seres mitológicos.
¿Cuánto hace que Ud. 
no ve una luciérnaga, por ejemplo? 

Entiendame, señor juez, la vida 
es urgencia últimamente. 
El ojo aletargado ya no reposa en la maravilla, 
olvidó el color del cielo, 
la textura de las sombras. 

En fin, que estaba por abrir la mochila y ella ahí posada, inmóvil. 
Destiné un minuto a evaluar la situación. 
¿Por qué allí? ¿Descansaba? 
¿Cuánto hacía que venía conmigo? 
Busqué alguna mirada cómplice, 
en mis compañeros de fila, 
en algún transeúnte, alguien que me dijera 
“qué linda mascota la que sacaste a pasear", pero 
todos en sus urgencias, sus sueños, 
sus cosas importantes.
Vea, ni siquiera atiné 
a agarrarla de las alas, 
como hacían los niños de antaño, 
ni a asustarme, como hacen 
los de ahora ante lo desconocido. 

La verdad es que quise 
que me acompañara un rato. 
No adoptarla, llevármela a casa, 
aunque no hubiera estado mal, 
porque sé que viven poco, 
me han contado. 

Ahora bien, Ud. correctamente pensará 
que el primer impulso que tuve,
fue hacer lo que todo
respetuoso de las actuales leyes haría. 
Es decir, tomar una foto y compartirla 
en la red social. 
Y no lo niego. Fue exactamente eso 
lo que pensé hacer. 
Pero no pude. 
Se adueñó de mí un mundano egoísmo. 
Sabía que con mi actitud 
me ganaría el desprecio 
de la comunidad, que sería sometido 
a juicio, a escarnio, 
y sin embargo decidí privar 
a la sociedad de tal momento de ternura.

Me declaro culpable, señor juez, 
de no cumplir con mi deber, 
de no cumplir con la coherencia 
del ciudadano adaptado. 
Soy conciente del daño cometido, 
de haber herido integridades 
y alterado el orden público. 

Es por eso que me pongo 
a su entera disposición. 
Que sea justicia
poética, le pido, 
señor juez. 

Kafka

Solía ir con un libro de Kafka 
bajo el brazo 
intentando impresionar 
a los que aún andaban vivos 
por la calle 

esperaba que alguno viniera 
espantándose las moscas 
a felicitarme por tamaña gesta 

no cualquiera va por la calle 
con un libro de Kafka 

recuerdo lo que intentaba hacer quizá 
era replicar aquel momento de mis veinte 
almorzando en la vereda de overol 
y una edición barata de Edipo Rey 
otro obrero que pasaba ya encanecido
felicitaba mi juvenil atrevimiento 
y yo me sentía el rey 
de los obreros lectores 

lo cierto es que leí poco a Kafka 
pero ese libro tenía en la tapa su nombre
en letras grandes y yo 
buscaba alguien vivo que se acercara 
a espantarme las angustias 

quizá elegí mal el autor 

domingo, 1 de marzo de 2020

Plantarse

hay que plantarse frente a la vida 

elegir una maceta 
echarse tierra 
regarse 

porque si uno no se planta solo 
vienen otros
a que lo planten
o peor, a plantar lo que quieren 
vienen talando desmalezando
haciendo lugar para sus plantitas 
para que trepe
su frondosidad abrumadora 

si uno no se planta 
no echa raíces
decían los abuelos
si uno no se planta 
las raíces de los otros 
nos toman por asalto 
decía el general 
siempre había un general
que decía 

una vez estuve frente a la vida 
pero no me planté
enseguida vinieron esos 
otros con sus macetas
con sus palas sus regaderas 
a querer plantarse 

y uno no sabe 
si lo hacen a propósito 
o si el propósito los hace a ellos 

lo más probable es que la vida 
no quiere que uno se plante. 
seguramente nos quiere hechos 
un manojo de semillas 
muertas 
relegados 
a ser siempre posibilidad, 
en la imposibilidad 
de que el viento nos desparrame 
y logremos fecundarla. 

Vamos a volver

se ha consumado el descenso 
de la vieja forma de hacer las cosas 
me decía la vieja que barre 
temprano cuando pasaba 
a hacer mis cosas 

me dejó pensando
a dónde iremos a parar 
si parece que caemos parados 
cuando nos bajan de un piedrazo 
desde la tribuna visitante 

es cierto 
hay que enmendar errores 
trabajarnos más las manos 
los pies 
con los que embarramos el campo de juego a diario 
porque así no vamos a ningún lado 
me decía la vieja 

amarga fruta 
me decía el verdulero 
la que nos toca comernos de parados 
pero este juego es así 
el que no la gana la empata 
en el último minuto 
y sino para qué vivimos
la siesta del entretiempo 
con un ojo despierto 

y dale que siga la joda 
me grita el feriado  
siga siga
total el baile lo bailamos entre todos 
con careta sin careta 
sin arquero y en orsai 
total 
ni el pitazo del final 

entonces pensaba
si hiciéramos fuerza
con los trapos las banderas
los harapos 
para que menor fuera
el gasto de la cincha 
en vez de revolear con ímpetu afanado
remera 
gorro, vincha  
nuestras verdades de fierro
oxidado 
tal vez
nos cambiaría la impresión de lo ganado

hay que disfrutar el ascenso 
de todo 
lo que podemos ser 
la permanencia no se logra 
sin jugar bien 
eso dicen 
en el barrio 
aunque no me lo creo 
del todo 

Porvenir

Almorzando en el bulevar, 
quebrando un rato las desdichas 
de las horas de escritorio. 

Siempre con la idea 
de que el tiempo me corre 
siempre, y claro 
si lo traigo conmigo apurado 
de la oficina. 
Más no ayudan los que a mi lado 
pasan raudos, atrasados, 
ni los vehículos 
que van carrerreándose como 
si estuviera por sonar el gong, 
mientras trato de tragar sin masticar 
un pedazo de 
lo que me toca hoy. 

Alzo la vista y 
dos caminantes
apoyándose el uno al otro 
pasean su ancianidad. 
Apuran despacio 
el tenue bamboleo. 
Con la gracia frágil 
de quienes guardan las secuelas 
de haber visto pasar el siglo, van
y me pregunto si llegarán a donde tienen 
antes de que se les acabe la cuerda. 
Después pienso 
que qué importa, si siempre están
llegando, si ya nos los asusta 
esa pila de horas, de años, 
el porvenir, 
que a mí todavía
me persigue sin descanso.

Amarillistas

hoy todo viene de China 
mi amor
enfrentémoslo
nos pesa el mundo sobre los hombros
y las baratijas vienen a calmar
con sumo cuidado
nuestra ansiedad

hoy todo viene de China 
otrora Taiwan, Hong Kong, Corea/Japón 
y todo ese amarillismo
que brota de los medios 
y desborda de los costados 
nos habla de lo que fuimos y seremos 
porque hoy somos lo que somos 

hoy refulge oriente 
en nuestros miedos 
y nos pesa el mundo sobre los hombres 
esta carrera de ciegos
por la supremacía del más harto 
hoy refulge oriente
en nuestras excusas 
aunque el supermercadismo foráneo 
nos de seguridad
abra los feriados 
y nos salve del olvido ocasional 

siempre hay un chino abierto 
una boliviana en la vereda 
un paraguayo en la obra 
un nigeriano en la lona 
y un punga relojeando 
la hora 

es que hoy todo viene de China 
hasta la inmigración forzosa del prejuicio
ese país barato 
hasta la emigración prefabricada
del sentido común 
con lucecitas y pilas gastadas

(pero tranquila, mi amor
un día haremos contacto 
con la sagrada Industria Racional 
ya verás
nos dará la fuerza necesaria 
y nos librará del mal) 

y ahora que nos pesa el mundial sobre los nombres 
debemos agradecer 
el acceso al televisor 
que nos da de comer 
¿Argentina le gana a China? dicen 
que en la cancha se ven los pingos 
a ver si les da el cuero 
si son todos iguales
los caminos que nos llevan a la gloria 
mi amor 

Club de barrio

En la clase de danza 
de mi hija
en un club de barrio 

no es un salón de
Primera Clase, 
más bien el lugar 
donde se despunta el vicio 
cultural de la plebe 

paredes con pintura 
marrón descascarada 
humedad y parches de cemento 
el sol que invade 
por el vidrio sucio 
de una ventana rota. 
Aquí no abunda el silencio.
Por eso se suspende 
la improbable hazaña 
de aguzar el oído. 
Campanadas de tazas, cubiertos
ventiladores zumbando
música estridente 
y tintineo de voces 
de todos los aromas
y colores. 

No hay lugar para la
postura acartonada. 
Aquí se encuentran 
en su esplendor 
los despojamientos más sinceros,
las iluminaciones de la calle.

Vuelan, mariposas, hasta el tinglado
las risas de unas niñas
que hacen de ellas
lo único que importa.

Y uno que piensa 
que ya está grande 
para el desenfreno juvenil 
agradece 
semejante aturdimiento 
y convida una mariposa 
pequeña, no más que una mueca
para adornar este ruidoso jardín 
que trae serenidad. 

Hijos

Este clima me mata. 
Si hace diez días que está lloviendo 
o diez años 
que no se mueve el avispero 
en la rama, en el árbol 
carcomido por dentro. 

Pasé por lo de Anita, tomé unos mates 
-¿cómo la viste? 
con los ojos 
cansados de juzgar 
y los suyos 
escrutando un lejano presente. 

El mismo mate de madera 
el de toda la vida 
y las mismas ganas infértiles 
de no cambiar 
pretexto por candor 
o pan por pan.

Me miro las manos 
para ver las manos de Anita 
aferrar el aire 
sólo porque está cerca 
y no pesa.

Algún día va a pasar 
todo esto que llamamos vida 
y diremos 
-tanta vida ha pasado bajo el puente 
mientras la mirábamos de arriba 
y Anita habrá tenido razón 
en concebir espejos 
y dejarlos crecer 
hacedores 
aquí uno de palabras 
allá una de caminos

Feriado

                                              a Majo


me gustan los feriados porque estás
me dijiste 
en casa
prendiendo la estufa y preparando sopa
porque llega junio y todo lo que implica 

hay que mantener viva la causa del asombro
te dije 
coordinarnos como si fuéramos 
portadores de adolescencia 
o inversores a largo plazo de cordura 

eso pensamos 
nos dijimos 
o pensamos que pensamos 
mientras dormimos la siesta de contrabando 
o gastamos esos centavos de día 
que van cayendo del bolsillo

el resto de la semana no somos nosotros 
concluimos 
somos inquietudes apagadas 
y una molestia constante 
nos incomoda desde adentro 
sin saber bien de donde viene 
de qué costado o región del cuerpo 
pero que parece ligada al tiempo 

a veces tengo sueños de infancia
cuando yazgo al sol que invade la siesta
tengo calesitas internas 
tengo domingos claros y feriados 
con desfiles y escarapelas 
pero no tengo tu mirada 
ni tu mano sosteniendo mis inexperiencias
eso lo tengo ahora 
que estoy despierto en este sueño 

ya me doy cuenta 
de que los feriados son eso 
no solamente dormir una hora más
o andar en pantuflas 
es añorarte cuando no existías
y existir para añorarnos 
porque al final 
vemos pasar el tiempo por la puerta 
pero nos nos atrevemos
a preguntarle la hora 
ni a hacerle una zancada
por temor a perdernos
nuevamente