domingo, 1 de marzo de 2020

Plantarse

hay que plantarse frente a la vida 

elegir una maceta 
echarse tierra 
regarse 

porque si uno no se planta solo 
vienen otros
a que lo planten
o peor, a plantar lo que quieren 
vienen talando desmalezando
haciendo lugar para sus plantitas 
para que trepe
su frondosidad abrumadora 

si uno no se planta 
no echa raíces
decían los abuelos
si uno no se planta 
las raíces de los otros 
nos toman por asalto 
decía el general 
siempre había un general
que decía 

una vez estuve frente a la vida 
pero no me planté
enseguida vinieron esos 
otros con sus macetas
con sus palas sus regaderas 
a querer plantarse 

y uno no sabe 
si lo hacen a propósito 
o si el propósito los hace a ellos 

lo más probable es que la vida 
no quiere que uno se plante. 
seguramente nos quiere hechos 
un manojo de semillas 
muertas 
relegados 
a ser siempre posibilidad, 
en la imposibilidad 
de que el viento nos desparrame 
y logremos fecundarla. 

Vamos a volver

se ha consumado el descenso 
de la vieja forma de hacer las cosas 
me decía la vieja que barre 
temprano cuando pasaba 
a hacer mis cosas 

me dejó pensando
a dónde iremos a parar 
si parece que caemos parados 
cuando nos bajan de un piedrazo 
desde la tribuna visitante 

es cierto 
hay que enmendar errores 
trabajarnos más las manos 
los pies 
con los que embarramos el campo de juego a diario 
porque así no vamos a ningún lado 
me decía la vieja 

amarga fruta 
me decía el verdulero 
la que nos toca comernos de parados 
pero este juego es así 
el que no la gana la empata 
en el último minuto 
y sino para qué vivimos
la siesta del entretiempo 
con un ojo despierto 

y dale que siga la joda 
me grita el feriado  
siga siga
total el baile lo bailamos entre todos 
con careta sin careta 
sin arquero y en orsai 
total 
ni el pitazo del final 

entonces pensaba
si hiciéramos fuerza
con los trapos las banderas
los harapos 
para que menor fuera
el gasto de la cincha 
en vez de revolear con ímpetu afanado
remera 
gorro, vincha  
nuestras verdades de fierro
oxidado 
tal vez
nos cambiaría la impresión de lo ganado

hay que disfrutar el ascenso 
de todo 
lo que podemos ser 
la permanencia no se logra 
sin jugar bien 
eso dicen 
en el barrio 
aunque no me lo creo 
del todo 

Porvenir

Almorzando en el bulevar, 
quebrando un rato las desdichas 
de las horas de escritorio. 

Siempre con la idea 
de que el tiempo me corre 
siempre, y claro 
si lo traigo conmigo apurado 
de la oficina. 
Más no ayudan los que a mi lado 
pasan raudos, atrasados, 
ni los vehículos 
que van carrerreándose como 
si estuviera por sonar el gong, 
mientras trato de tragar sin masticar 
un pedazo de 
lo que me toca hoy. 

Alzo la vista y 
dos caminantes
apoyándose el uno al otro 
pasean su ancianidad. 
Apuran despacio 
el tenue bamboleo. 
Con la gracia frágil 
de quienes guardan las secuelas 
de haber visto pasar el siglo, van
y me pregunto si llegarán a donde tienen 
antes de que se les acabe la cuerda. 
Después pienso 
que qué importa, si siempre están
llegando, si ya nos los asusta 
esa pila de horas, de años, 
el porvenir, 
que a mí todavía
me persigue sin descanso.

Amarillistas

hoy todo viene de China 
mi amor
enfrentémoslo
nos pesa el mundo sobre los hombros
y las baratijas vienen a calmar
con sumo cuidado
nuestra ansiedad

hoy todo viene de China 
otrora Taiwan, Hong Kong, Corea/Japón 
y todo ese amarillismo
que brota de los medios 
y desborda de los costados 
nos habla de lo que fuimos y seremos 
porque hoy somos lo que somos 

hoy refulge oriente 
en nuestros miedos 
y nos pesa el mundo sobre los hombres 
esta carrera de ciegos
por la supremacía del más harto 
hoy refulge oriente
en nuestras excusas 
aunque el supermercadismo foráneo 
nos de seguridad
abra los feriados 
y nos salve del olvido ocasional 

siempre hay un chino abierto 
una boliviana en la vereda 
un paraguayo en la obra 
un nigeriano en la lona 
y un punga relojeando 
la hora 

es que hoy todo viene de China 
hasta la inmigración forzosa del prejuicio
ese país barato 
hasta la emigración prefabricada
del sentido común 
con lucecitas y pilas gastadas

(pero tranquila, mi amor
un día haremos contacto 
con la sagrada Industria Racional 
ya verás
nos dará la fuerza necesaria 
y nos librará del mal) 

y ahora que nos pesa el mundial sobre los nombres 
debemos agradecer 
el acceso al televisor 
que nos da de comer 
¿Argentina le gana a China? dicen 
que en la cancha se ven los pingos 
a ver si les da el cuero 
si son todos iguales
los caminos que nos llevan a la gloria 
mi amor 

Club de barrio

En la clase de danza 
de mi hija
en un club de barrio 

no es un salón de
Primera Clase, 
más bien el lugar 
donde se despunta el vicio 
cultural de la plebe 

paredes con pintura 
marrón descascarada 
humedad y parches de cemento 
el sol que invade 
por el vidrio sucio 
de una ventana rota. 
Aquí no abunda el silencio.
Por eso se suspende 
la improbable hazaña 
de aguzar el oído. 
Campanadas de tazas, cubiertos
ventiladores zumbando
música estridente 
y tintineo de voces 
de todos los aromas
y colores. 

No hay lugar para la
postura acartonada. 
Aquí se encuentran 
en su esplendor 
los despojamientos más sinceros,
las iluminaciones de la calle.

Vuelan, mariposas, hasta el tinglado
las risas de unas niñas
que hacen de ellas
lo único que importa.

Y uno que piensa 
que ya está grande 
para el desenfreno juvenil 
agradece 
semejante aturdimiento 
y convida una mariposa 
pequeña, no más que una mueca
para adornar este ruidoso jardín 
que trae serenidad. 

Hijos

Este clima me mata. 
Si hace diez días que está lloviendo 
o diez años 
que no se mueve el avispero 
en la rama, en el árbol 
carcomido por dentro. 

Pasé por lo de Anita, tomé unos mates 
-¿cómo la viste? 
con los ojos 
cansados de juzgar 
y los suyos 
escrutando un lejano presente. 

El mismo mate de madera 
el de toda la vida 
y las mismas ganas infértiles 
de no cambiar 
pretexto por candor 
o pan por pan.

Me miro las manos 
para ver las manos de Anita 
aferrar el aire 
sólo porque está cerca 
y no pesa.

Algún día va a pasar 
todo esto que llamamos vida 
y diremos 
-tanta vida ha pasado bajo el puente 
mientras la mirábamos de arriba 
y Anita habrá tenido razón 
en concebir espejos 
y dejarlos crecer 
hacedores 
aquí uno de palabras 
allá una de caminos

Feriado

                                              a Majo


me gustan los feriados porque estás
me dijiste 
en casa
prendiendo la estufa y preparando sopa
porque llega junio y todo lo que implica 

hay que mantener viva la causa del asombro
te dije 
coordinarnos como si fuéramos 
portadores de adolescencia 
o inversores a largo plazo de cordura 

eso pensamos 
nos dijimos 
o pensamos que pensamos 
mientras dormimos la siesta de contrabando 
o gastamos esos centavos de día 
que van cayendo del bolsillo

el resto de la semana no somos nosotros 
concluimos 
somos inquietudes apagadas 
y una molestia constante 
nos incomoda desde adentro 
sin saber bien de donde viene 
de qué costado o región del cuerpo 
pero que parece ligada al tiempo 

a veces tengo sueños de infancia
cuando yazgo al sol que invade la siesta
tengo calesitas internas 
tengo domingos claros y feriados 
con desfiles y escarapelas 
pero no tengo tu mirada 
ni tu mano sosteniendo mis inexperiencias
eso lo tengo ahora 
que estoy despierto en este sueño 

ya me doy cuenta 
de que los feriados son eso 
no solamente dormir una hora más
o andar en pantuflas 
es añorarte cuando no existías
y existir para añorarnos 
porque al final 
vemos pasar el tiempo por la puerta 
pero nos nos atrevemos
a preguntarle la hora 
ni a hacerle una zancada
por temor a perdernos
nuevamente