domingo, 1 de marzo de 2020

Porvenir

Almorzando en el bulevar, 
quebrando un rato las desdichas 
de las horas de escritorio. 

Siempre con la idea 
de que el tiempo me corre 
siempre, y claro 
si lo traigo conmigo apurado 
de la oficina. 
Más no ayudan los que a mi lado 
pasan raudos, atrasados, 
ni los vehículos 
que van carrerreándose como 
si estuviera por sonar el gong, 
mientras trato de tragar sin masticar 
un pedazo de 
lo que me toca hoy. 

Alzo la vista y 
dos caminantes
apoyándose el uno al otro 
pasean su ancianidad. 
Apuran despacio 
el tenue bamboleo. 
Con la gracia frágil 
de quienes guardan las secuelas 
de haber visto pasar el siglo, van
y me pregunto si llegarán a donde tienen 
antes de que se les acabe la cuerda. 
Después pienso 
que qué importa, si siempre están
llegando, si ya nos los asusta 
esa pila de horas, de años, 
el porvenir, 
que a mí todavía
me persigue sin descanso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario