Este clima me mata.
Si hace diez días que está lloviendo
o diez años
que no se mueve el avispero
en la rama, en el árbol
carcomido por dentro.
Pasé por lo de Anita, tomé unos mates
-¿cómo la viste?
con los ojos
cansados de juzgar
y los suyos
escrutando un lejano presente.
El mismo mate de madera
el de toda la vida
y las mismas ganas infértiles
de no cambiar
pretexto por candor
o pan por pan.
Me miro las manos
para ver las manos de Anita
aferrar el aire
sólo porque está cerca
y no pesa.
Algún día va a pasar
todo esto que llamamos vida
y diremos
-tanta vida ha pasado bajo el puente
mientras la mirábamos de arriba
y Anita habrá tenido razón
en concebir espejos
y dejarlos crecer
hacedores
aquí uno de palabras
allá una de caminos
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